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Selections from the Writings of Bahá’u’lláh for Bahá’í Holy Days
The observance of holy days occupies a central place in every religion. Through their commemoration, the calendar year becomes the stage on which the signal events associated with the life and ministry of the divine Manifestations of God are annually remembered and honoured. This remembrance has both a personal dimension, providing a time for reflection on the significance of these events, and a social dimension, helping to deepen the identity and foster the cohesion of the community.
The coming of each Manifestation of God brings renewal and revitalization: “old things are passed away” and “all things are become new”.[1] By His authority, former laws are abrogated and the manners and customs of the previous Dispensation are reformed. Through the creative power of Divine Revelation, fresh life is instilled into hearts and souls:
Reflect thou, how, in one hand, He hath, by His mighty grasp, turned the earth of knowledge and understanding, previously unfolded, into a mere handful, and, on the other, spread out a new and highly exalted earth in the hearts of men, thus causing the freshest and loveliest blossoms, and the mightiest and loftiest trees to spring forth from the illumined bosom of man.[2]
This re-creation and revitalization of all things is reflected in the introduction of a new calendar and the designation of new holy days which recast the rhythms of communal life.
The Bahá’í calendar, known as the Badí‘ calendar, was introduced by the Báb and subsequently confirmed by Bahá’u’lláh, Who fixed its commencement at the year of the Báb’s declaration, 1844 (A.H. 1260). As the Bahá’í Era was inaugurated by twin Founders, the Bahá’í Holy Days include events pertaining to the birth, declaration, and passing of both Bahá’u’lláh and the Báb. In the Kitáb-i-Aqdas, the principal repository of the laws of His Revelation, Bahá’u’lláh designates the two “Most Great Festivals”: Riḍván, “the King of Festivals”, commemorating the declaration of His prophetic mission during a period of twelve days, three of which are observed as Holy Days, and the Declaration of the Báb, the event that initiates the Bahá’í Era. Also named as festivals in that same Book are Naw-Rúz and the anniversaries of the Birth of the Báb and of Bahá’u’lláh. The anniversary of the Martyrdom of the Báb was commemorated as a Holy Day during the lifetime of Bahá’u’lláh, and ‘Abdu’l-Bahá added the observance of the Ascension of Bahá’u’lláh.
The present volume offers forty-five selections from the Writings of Bahá’u’lláh revealed specifically for, or otherwise relating to, these nine Holy Days. The selections represent different revelatory modes, each reflecting facets of the greatness, the preciousness, and the peerless nature of this Day in which all the promises and prophecies of the past have been fulfilled—this sacred Day “whereon God hath made His own Self known and revealed it unto all who are in the heavens and on earth”. Some of the Tablets and excerpts presented in the volume are addressed to the body of Bahá’u’lláh’s followers and are expressed in a celebratory and uplifting tone, occasionally with repeated refrains, while others were revealed to individual believers, sometimes with a mention of the specific circumstances of their revelation or the names of the recipients. Many are among His best-known works and have long been familiar to readers of His Writings in the original languages.
Eight of the selections were previously translated by Shoghi Effendi and published in Prayers and Meditations by Bahá’u’lláh and Gleanings from the Writings of Bahá’u’lláh. A table listing these and other passages translated by Shoghi Effendi can be found at the end of the book. The remainder of the selections are, for the most part, published here for the first time in English. The current translations endeavour to afford a glimpse of the poetic tone of these celebrated Texts, even though they can never convey their full beauty.
It is hoped that this volume will uplift the hearts and souls of the followers of the Blessed Beauty throughout the world and will enrich the gatherings they hold in commemoration of those days that stand apart from all other days through their association with Him and His Herald.
Proclama ante el Concurso celestial, oh Pluma de refulgente gloria: he aquí que ha sido rasgado el velo del encubrimiento y se ha revelado la Belleza del Señor en este Escenario de trascendente gloria con tal resplandor que ha hecho brillar los luminares de Su mandato sobre la aurora de Su Nombre todopoderoso. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha despuntado en un horizonte de gracia incomparable!
Esta es una festividad en la que todas las cosas se han adornado con el atavío de los nombres de Dios, y en la que Su munificencia ha envuelto a todas las cosas, de la primera a la última. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha fulgurado en una aurora de santidad resplandeciente!
Convoca, entonces, a las doncellas de la eternidad a salir de prisa de sus aposentos carmesíes en su gracia celestial, y aparecer entre la tierra y el cielo con gloriosísimo adorno. Dales permiso, entonces, para ofrecer a todos los habitantes del mundo, elevados y humildes por igual, aquella copa de vida que se ha llenado con la corriente celestial de la misericordia. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha aparecido, con mirífico embeleso, en el horizonte de la santidad!
Ordena a los jóvenes celestiales, quienes han sido formados con el resplandor del Más Loado, emerger de su habitación celestial, engalanados con el atavío del Todomisericordioso, y ofrecer con dedos de rubí el cáliz de la inmortalidad a los moradores del más alto Paraíso de entre los compañeros de Bahá, para que se aproximen al Esplendor del Señor de Grandeza, a esta resplandeciente y fulgurante Belleza. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha aparecido en un amanecer de exaltada gloria!
¡Por Dios! Esta es la festividad en que la belleza de la Esencia Incognoscible ha aparecido sin velos y revestida de tal soberanía que hace agachar la cerviz a quienes han rechazado Su verdad. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha aparecido con supremo dominio!
Esta es una festividad en la que todas las cosas han sido absueltas en virtud de la aparición de Aquel que es el Antiguo Rey, desde detrás del velo de los nombres. Por tanto, regocijaos de corazón, oh pueblos del mundo, pues las brisas del perdón han sido llevadas a toda la creación y ha sido insuflado al mundo el espíritu de la vida. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha aparecido en un amanecer de santidad resplandeciente!
Guardaos de transgredir los límites de la cortesía, cometiendo lo que aborrecen vuestra mente y corazón. Esto es lo que os fue ordenado por la Pluma de Dios, el Todopoderoso, el Omnipotente. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha aparecido en un horizonte de maravillosa gracia!
Esta es una festividad en que la Belleza del Señor de la Grandeza ha sido exaltada por sobre todas las cosas, y en la cual Él, sin velos y descubierto, ha proclamado Su voluntad y propósito a todos cuantos están en el cielo y en la tierra. Y esta es solo una muestra de Su gracia que ha impregnado a toda la creación. Allí estaba el Templo de Bahá, asentado en el trono de la eternidad, y los resplandores de Su semblante despuntaron en el horizonte de la creación con la luz de maravillosa gloria. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha aparecido en un horizonte de maravillosa gracia!
¡Oh vosotros, que habitáis bajo el tabernáculo de la grandeza! ¡Oh vosotros, que moráis dentro del pabellón de inviolable santidad! ¡Oh vosotros, que estáis al abrigo del dosel de la sublimidad y la gloria! Alzad la voz y cantad con las más cadenciosas melodías en vuestros exaltadísimos aposentos, pues en esta Dispensación se ha revelado la Belleza oculta, y el Sol del Invisible ha salido en el horizonte de antigua gloria. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha aparecido con espléndido adorno!
¡Oh compañía del Concurso de lo alto, y oh habitantes de la ciudad inmortal! Corred a rendir homenaje, pues ha aparecido el Santuario de la grandeza dentro de este Tabernáculo en torno al cual giran todos los santuarios anteriores, y circunvalad y aproximaos al Señor de todos los hombres en estos días, como los cuales jamás han presenciado los ojos de anteriores generaciones. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha despuntado en el horizonte de Dios, el Magnánimo, el Munificente!
¡Oh moradores de la tierra y el cielo! Bebed a plenitud del cáliz de la vida eterna que ofrece la mano de Bahá en este muy sublime y exaltado Paraíso. ¡Por Dios! Quien tome siquiera una gota de él no sufrirá las vicisitudes de los tiempos ni caerá presa de los ardides del Maligno, sino que el Señor lo enviará en toda Dispensación adornado de santificada y maravillosa belleza. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha provenido de la sede del Señor de toda sapiencia!
Purificad vuestras almas del mundo, oh gentes, e id de prisa hacia el Divino Árbol del Loto, en este alejado santuario, para que escuchéis la voz de vuestro Señor, el Todomisericordioso, la cual está llamando desde este Paraíso que ha sido creado por mandato de Dios, el Más Loado, y ante cuya entrada se inclinan adorantes los moradores del pabellón de la santidad. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha resplandecido sobre el horizonte de la majestad y la grandeza!
Cuidado, oh pueblo, no sea que os privéis de las brisas de estos días que trasportan en todo momento la fragancia que emana de la presencia de este Joven radiante y glorioso. ¡Aclamada sea entonces esta, la Festividad del Señor, que ha aparecido refulgente en la aurora de Su nombre, el Altísimo!
--Bahá’u’lláh, Days of Remembrance, Riḍván, #7
1. Este es el jardín del Paraíso, donde resuenan los himnos de Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo, donde se elevan las arrobadoras melodías entonadas por el Ruiseñor de la Eternidad en las ramas del Divino Árbol del Loto, donde residen las Doncellas del Cielo que nadie ha tocado sino Dios, el Todoglorioso, el Santísimo, y donde se atesora aquello que atrae a los menesterosos a las orillas del océano de la verdadera riqueza y guía a las gentes hacia la Palabra de Dios. Y esto, ciertamente, no es sino la verdad manifiesta.
2. ¡Por Tu nombre “Él”! Ciertamente Tú eres “Él”, ¡oh Tú que eres “Él”!
3. ¡Oh Monje de la Divina Unidad! Tañe la campana, pues ha llegado el Día del Señor y la Belleza del Todoglorioso ha ascendido a Su bendito y esplendoroso trono. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
4. ¡Oh Húd, Profeta del Decreto Divino! Haz resonar el clarín en el nombre de Dios, el Todoglorioso, el Munífico, pues se ha establecido el Templo de la santidad en el sitial de excelsa gloria. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
5. ¡Oh Semblante de la inmortalidad! Rasguea con los dedos del espíritu las sagradas y maravillosas cuerdas, pues ha aparecido la Belleza de la Divina Esencia, ataviada con un vestido de seda reluciente. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
6. ¡Oh Ángel de la luz! Haz resonar la trompeta ante la venida de esta Revelación, pues se ha unido la letra Há’ a la letra de antigua gloria. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
7. ¡Oh Ruiseñor del cielo! Gorjea en las frondas de este jardín celestial en nombre del Amado, pues ha aparecido la belleza de la Rosa desde detrás de un velo impenetrable. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
8. ¡Oh Cantor del Paraíso! Trina posado en las ramas en estos días maravillosos, pues Dios ha derramado Sus rayos refulgentes sobre todo lo creado. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
9. ¡Oh Ave de la eternidad! Remóntate a estas alturas, pues el Ave de la fidelidad se ha remontado a la inmensidad de la divina cercanía. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú fuera de Quien no hay otro sino “Él”!
10. ¡Oh habitantes del Paraíso! Cantad y declamad con dulcísimos tonos, pues se ha hecho oír la melodía de Dios en el Tabernáculo de santidad incomparable. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
11. ¡Oh moradores del Reino! Entonad el nombre del Amado, pues la belleza de Su Causa ha aparecido resplandeciente desde detrás de los velos, adornada con un espíritu luminoso. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
12. ¡Oh residentes del reino de los nombres! Adornad los más recónditos confines del cielo, pues ha llegado el Más Grande Nombre cabalgando sobre las nubes de majestad trascendente. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
13. ¡Oh habitantes del Dominio de los atributos divinos del Reino de la Gloria! Preparaos para entrar en la presencia de Dios, pues las suaves brisas de la santidad han soplado desde el santuario de la Divina Esencia, y esto, ciertamente, es una merced evidente. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino
“Él”!
14. ¡Oh paraíso de la Divina Unidad! Regocíjate dentro de ti mismo, pues ha aparecido el paraíso de Dios, el Exaltadísimo, el Todopoderoso, el Omnisapiente. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
15. ¡Oh cielo de grandeza! Da gracias a Dios desde tu más íntimo ser, pues se ha elevado el cielo de la santidad en el firmamento de un corazón de pureza inmaculada. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
16. ¡Oh sol del dominio mundano! Eclipsa tu faz, pues en el horizonte de una mañana resplandeciente han salido los rayos del Sol de la eternidad. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
17. ¡Oh tierra del conocimiento! Trágate tu saber, pues la Tierra del verdadero conocimiento ha sido extendida por Aquel que es el Ser de Dios, el Todoglorioso, el Munificente, el Altísimo. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
18. ¡Oh lámpara de soberanía terrenal! Apaga tu luz, pues se ha encendido la Lámpara de Dios en la hornacina de la eternidad y ha iluminado a todos cuantos están en el cielo y a todos cuantos están en la tierra. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
19. ¡Oh mares del mundo! Aquietad el embate de vuestras olas, pues una Causa prodigiosa ha hecho agitarse el Mar Carmesí. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
20. ¡Oh Pavo real de la Divina Unidad! Haz oír tu quejumbroso clamor entre las espesuras del mundo celestial, pues ha resonado cerca la melodía de Dios por doquier. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino
“Él”!
21. ¡Oh Gallo de la eternidad! Anuncia tu llamada en los bosques del cielo empíreo, pues el Emplazador de Dios ha llamado desde toda excelsa elevación. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
22. ¡Oh concurso de ardientes amantes! Que vuestras almas se regocijen, pues ha terminado el día de la separación, y la Alianza se ha cumplido, y el Amado ha aparecido engalanado con sublime y majestuosa belleza. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
23. ¡Oh asamblea de conocedores místicos! Que vuestros corazones se llenen de alegría, pues ha pasado el tiempo de la lejanía, y ha aparecido el espíritu de la certeza, y ha resplandecido el semblante del Joven celestial, adornado con las galas de la santidad en el paraíso de Su nombre, el Omnipotente. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
24. ¡Glorificado seas, oh Señor, mi Dios! Te ruego por Tu Día mediante el cual generaste todos los demás días, y en un solo momento del cual calculaste el tiempo fijado para todo lo que es y todo lo que ha de ser —¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!—
25. Y por Tu nombre que hiciste soberano del reino de los nombres y gobernante de todos cuanto están en el cielo y todos cuantos están en la tierra —¡Alabado seas, oh
Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!—
26. Que benévolamente permitas a Tus siervos prescindir de todo salvo de Ti, acercarse a Ti y desprenderse de todo cuanto no seas Tú. Ciertamente, eres el Dios de fuerza, poder y misericordia. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
27. Permíteles, oh mi Dios, dar testimonio de Tu unidad y testificar Tu unicidad de modo tal que no vean nada sino a Ti y cierren los ojos a todo lo demás. En verdad, eres poderoso para hacer Tu voluntad. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
28. Enciende, entonces, oh mi Amado, en su pecho el fuego de Tu amor, para que consuma toda mención de quienquiera que no seas Tú, y para que atestigüen dentro de sí mismos que desde siempre has habitado en las inaccesibles alturas de Tu eternidad, que estabas solo sin nadie aparte de Ti, y que continuarás eternamente siendo lo que siempre has sido. No hay Dios sino Tú, Señor de poderío y munificencia. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
29. Pues si aquellos siervos Tuyos que desean escalar las alturas de Tu unidad pusieran el corazón en algo fuera de Ti, no podrían contarse entre quienes de verdad han creído, ni se hallaría dentro de ellos signo alguno de Tu singularidad. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
30. ¡Glorificado eres, oh Señor mi Dios! Siendo así, Te imploro que hagas llover de las nubes de Tu misericordia aquello que ha de purificar los corazones de Tus ardientes amantes y ha de santificar las almas de aquellos que Te adoran. Elévalos, entonces, mediante Tu poder trascendente, y hazlos victoriosos sobre todos cuantos habitan la tierra. Esto es, ciertamente, lo que has prometido a Tus amados mediante Tu palabra de verdad: “Y deseamos demostrar favor a los que fueron degradados en la tierra, y hacer de ellos jefes espirituales entre los hombres, y hacer de ellos Nuestros herederos”. ¡Alabado seas, oh Tú que eres “Él”, oh Tú aparte de Quien no hay otro sino “Él”!
--Bahá’u’lláh, Days of Remembrance, Declaración del Báb, #26
1. ¡Oh Rasúl! Si preguntas por el Sol del cielo del significado interior, has de saber que ha sido eclipsado por las nubes de la envidia; y si indagas sobre la Luna del dominio de la santidad eterna, has de advertir que ha sido oscurecida por los sudarios del odio; y si tratas de hallar el Astro del firmamento de la realidad invisible, has de conocer que se ha sumido bajo el horizonte de la malevolencia. ¡He aquí a un Ḥusayn a solas atacado por cien mil enemigos implacables! ¡He aquí a un solitario Abraham rodeado por una miríada de reyes tiránicos![1] ¡He aquí a un Alma inmaculada que enormes multitudes se proponen capturar! ¡He aquí una sola Garganta que innumerables dagas tratan de atravesar!
2. Ni una sola noche de Mi vida terrenal hallé descanso; ni un solo día se me dio reposo. En una ocasión Mi cabeza cercenada fue enviada como trofeo de país en país; en otra oportunidad fui suspendido en alto. Una vez tuve por compañero inseparable a quien Me asestó un golpe fatal; otra vez tuve por íntimo camarada a quien profanó Mis restos mortales. Cada mañana, al levantarme del lecho, Me esperaba una nueva aflicción; y cada anochecer, al regresar a la soledad de Mi aposento, Me aguardaba una dura prueba. En la sucesión de Mis desgracias no había respiro, y en la embestida de Mis pesares no había tregua.
3. Pese a todo, enfrentaba a Mis enemigos manifiesto como el sol, y aparecía ante los habitantes del reino celestial brillante como la luna. Ni por un solo instante procuré proteger Mi propia vida, ni por un momento busqué Mi propio sosiego y comodidad. Ofrendé Mi alma en la senda de Mi Bienamado y sacrifiqué Mi vida por Él. Mi fortaleza era Mi confianza en Dios, y Mi escudo era Mi fidelidad para con ese Amigo sin par; Mi armadura era Mi fe inquebrantable en Él, y Mis huestes eran Mi ferviente esperanza en Su gracia.
4. Finalmente Mi revelación despertó la envidia de Mis enemigos y provocó el rencor de los malévolos. ¡Oh Mi Rasúl! Si mirases con ojo sagaz y penetrante, verías todas las cosas —es más, incluso a todos los moradores del Dominio de lo alto— participando de Mi angustia y dolor. ¡Oh Rasúl! La penumbra opresora de la envidia satánica ha cubierto la resplandeciente Mañana del espíritu, y los sombríos velos de la malevolencia han oscurecido los refulgentes rayos del Sol de la santidad eterna.
5. En este momento el Antiguo Rey ha determinado despedirse de este pueblo descarriado. Mas nadie sabe si acaso, incluso después de Su partida, esta Esencia de la divina misericordia se librará de la picadura de estas serpientes venenosas, como quedó evidenciado después de Su primer exilio.
6. ¡Oh Rasúl! ¿Te das cuenta de la penosa situación de esta Alma agraviada y desterrada, sometida a duras pruebas por dos pueblos rivales, que no recibe ni la clemencia de Sus enemigos ni la compasión de Sus amigos? ¡Juro por Mi Belleza que las aflicciones que padezco a manos de Mis enemigos son cien mil veces más fáciles de soportar! Da gracias a Dios de que no estás en pleno conocimiento de la condición de Aquel que es el Rey Eterno y de lo que Le han hecho padecer. Estos en verdad son días nada semejante a los cuales ha visto jamás el ojo de la creación.
7. Esfuérzate, entonces, por abandonar la senda de la ilusión e imitación y entrar en el dominio de la visión interior y el reino de los hallazgos espirituales. Pues en estos días están todos aturdidos con la embriaguez de la ignorancia, excepto aquellos a quienes tu Señor ha querido guardar. Algunos piensan que un espejismo fugaz es el ondulante océano y consideran que la oscuridad impenetrable es la radiante mañana. Otros, abandonando el río de la vida eterna, se contentan con una gota efímera. Tal es el estado y condición de las gentes: “Así hemos creado a las almas en
condiciones diversas”. [2]
8. En cuanto a ti, oh Rasúl, si deseas emprender el vuelo hacia la atmósfera de Mi amor, te incumbe remontarte por encima de los reinos de la tierra y el cielo y todo lo que contienen, para que alcances el paraíso del beneplácito del Todoglorioso. ¡Bienaventurados los que allí han entrado!
Bahá’u’lláh, Days of Remembrance, Ascensión de Bahá’u’lláh, #30
1 “Enemigos implacables” (lit. “Shimr”) y “reyes tiránicos” (lit. “Nimrod”): Shimr asestó el golpe que mató al Imám Ḥusayn, y Nimrod fue el perseguidor de Abraham.
2 Cf. Corán 71:14.
1. ¡Ojalá estuvieras en este momento de pie ante el Trono y pudieses oír las melodías de la eternidad provenientes del Templo de Bahá! ¡Por el único Dios verdadero! Si Sus criaturas tan solo se purificasen los oídos, y oyesen una sola nota de estas melodías, caerían todas al polvo fulminadas como por un rayo en la presencia de Tu Señor, el Todoglorioso, el Munífico. Sin embargo, puesto que han disputado con Dios, Él les ha negado las maravillas de Su gracia y, ante Sus ojos, los ha considerado como desechos de arcilla. ¡Por Dios! Si prestases atención a sus palabras, oirías lo que nunca se oyó decir a los judíos cuando les enviamos el Espíritu con un claro Libro, ni se oyó decir a la asamblea del Evangelio cuando hicimos que el Sol de la eternidad apareciera en el horizonte de La Meca con esplendores que iluminaban el mundo, ni tampoco se oyó decir al pueblo del Corán cuando se hendieron los cielos del divino conocimiento, y Dios se manifestó a Sí mismo con el poder de la verdad y a la sombra de Su Nombre Todomisericordioso, en la belleza de ‘Alí.[40]
2. Con la mención de este bendito, este santificado, este inaccesiblemente prodigioso Nombre, un Nombre en verdad prodigioso, dos condiciones aparecen dentro de Mí. Veo que Mi corazón arde con el fuego del dolor por lo que acaeció a la Belleza del Todomisericordioso a manos del pueblo del Corán. Es como si cada miembro de Mi cuerpo estuviera siendo abrasado por una llama devoradora que, de no ser detenida, incendiaría a todo el mundo. De ello, Dios mismo es Mi testigo. Asimismo, veo lágrimas que corren de Mis ojos, de Mis extremidades y aun de los cabellos de Mi cabeza, por las calamidades que le fueron infligidas por los malhechores, quienes dieron muerte a Dios y no Le reconocieron, y quienes, haciendo alarde de lealtad a uno solo de Sus nombres, Le suspendieron en el aire y acribillaron Su pecho con las balas del odio.
3. ¡Ojalá nunca hubiera sido engendrado el universo! ¡Ojalá el mundo no hubiera sido creado jamás! ¡Ojalá nunca se hubiera hecho surgir a ningún Profeta, ni se hubiera enviado a ningún Mensajero, ni se hubiera establecido entre los hombres Causa alguna! ¡Ojalá el Nombre de Dios nunca se hubiera manifestado entre la tierra y el cielo, ni nunca se hubieran revelado Libros, ni Tablas, ni Escrituras! ¡Ojalá nunca la Antigua Belleza hubiera tenido que habitar entre estos obradores de iniquidad, ni sufrir a manos de aquellos que abiertamente no creyeron en Dios y perpetraron contra Él lo que nadie en la tierra se había atrevido jamás a perpetrar! ¡Por el único Dios verdadero! Si examinaras, oh ‘Alí[41], Mis extremidades y miembros, Mi corazón y entrañas, hallarías las huellas de las mismas balas que atravesaron aquel Templo de Dios. Mas, ¡ay! por desgracia, impidieron así que el Revelador de versículos los revelara, y que se agitara este Océano, y que este Árbol diera fruto, y que esta Nube dejara caer su lluvia, y que este Sol diera su luz, y que este Cielo ascendiera a lo alto. Empero, así se ha decretado irrevocablemente en este Día.
4. ¡Ojalá Yo nunca hubiese existido, y Mi madre nunca Me hubiese dado a luz! ¡Ojalá nunca hubiese oído lo que Le acaeció a manos de quienes adoraban los Nombres de Dios y, empero, dieron muerte a Aquel que es su Autor, su Creador, su Modelador y su
Revelador! Ay de ellos por seguir las instigaciones del yo y la pasión, y por perpetrar lo que hizo que las Doncellas del Cielo cayeran desvanecidas en sus aposentos celestiales y que el Espíritu hundiera el rostro en el polvo a causa de lo que estos lobos han infligido al Señor de los Señores. Todas las cosas lloran al ver las lágrimas que derramo por Él; todas las cosas se lamentan por los suspiros que exhalo debido a Nuestra separación. Verdaderamente, es tal Mi pesar que las melodías de la eternidad ya no pueden brotar de Mis labios, ni pueden las brisas del espíritu soplar desde Mi corazón. Y, si no Me hubiera protegido, Mi cuerpo se habría hendido y se habría extinguido Mi vida.
5. He aquí que Mi anterior Manifestación llora a la vez y Se dirige a ti, diciendo: “¡Oh ‘Alí! ¡Juro por la rectitud del único Dios verdadero! ¡Si examinaras Mi corazón, Mis extremidades y Mis miembros, y observaras Mi ser interior y exterior, hallarías las huellas de las lanzas del rencor que ha recibido Mi posterior Manifestación, Quien aparece en Mi Nombre, el Todoglorioso! Así Me lamento y se lamenta el Concurso supremo por Mi llanto. Así Me desconsuelo y los moradores del Tabernáculo de los nombres se desconsuelan por Mis sollozos. Así suspiro angustiado y los habitantes de las ciudades de la eternidad derrraman lágrimas a causa de Mis suspiros por este Agraviado que se halla en medio del pueblo del Bayán. ¡Por Dios! Ellos Le han infligido lo que nunca Me infligieron los seguidores del Corán. ¡Qué lamentable lo que a manos de ellos Le ha acaecido! Por ello los moradores de la tierra y el cielo se desplomaron confusos sobre el polvo ante lo que habían infligido a aquella Belleza que ocupaba el trono de la proximidad divina. ¡Ay de ellos y de cuanto sus manos han forjado cada mañana y atardecer!”
6. He aquí que exclama la Antigua Belleza: “¡Oh Pluma del Altísimo! Deja a un lado este tema que ha entristecido a todos cuantos visten el atavío de la existencia, y haz mención de otro tema por misericordia para con el Concurso de lo alto. ¡Juro por el único Dios verdadero! Su Trono ha estado a punto de derrumbarse, no obstante su majestad y excelsitud”.
7. Al oír esta llamada, detuvimos Nuestro relato de estos pesares y retornamos a Nuestro tema anterior, a fin de que estés plenamente enterado de ello. No te desanimes, oh ‘Alí, por lo que te hemos relatado acerca de las calamidades que sobrevinieron a Nuestras Manifestaciones anterior y más reciente. Prepárate para ayudar a la Causa de Dios, y disponte a hacerlo en este camino con constancia y resolución inquebrantable.
Traducción del Panel Internacional de Traducción de Literatura Bahá’í al Español
1.Esta es una Tabla que hemos dirigido a esa noche en la que los cielos y la tierra fueron iluminados por una Luz que derramó su fulgor sobre la creación entera.
2.¡Bienaventurada eres, oh noche!, pues por ti nació el Día de Dios, Día que hemos destinado como lámpara de la salvación para los habitantes de las ciudades de los nombres, cáliz de la victoria para los paladines del ruedo de la eternidad y punto de amanecer de dicha y alborozo para toda la creación.
3.Inmensamente exaltado es Dios, Hacedor de los cielos, Quien ha hecho que este Día proclame ese Nombre por el cual se han rasgado los velos de la ociosa fantasía, se ha disipado la niebla de la vana imaginación y Su nombre “Quien subsiste por Sí mismo” ha resplandecido en el horizonte de la certeza. Por Ti se ha roto el sello del vino selecto de la vida eterna, se han abierto las puertas del conocimiento y la expresión ante las gentes de la tierra y se han esparcido las fragancias del Todomisericordioso por todas las regiones. ¡Toda gloria sea para esa hora en la que ha aparecido el Tesoro de Dios, el Todopoderoso, el Omnisciente, el Sapientísimo!
4.¡Oh concurso de la tierra y del cielo! Ésta es esa primera noche que Dios ha convertido en señal de esa segunda noche en la que nació Aquel a Quien ninguna loa puede ensalzar adecuadamente ni atributo alguno describir. Bienaventurado quien reflexione sobre las dos: Ciertamente, hallará que la realidad exterior de ambas coincide con su íntima esencia, y llegará a conocer los misterios divinos atesorados en Su Revelación, una Revelación mediante la que se han sacudido los cimientos de la incredulidad, se han destrozado los ídolos de la superstición y se ha desplegado la enseña que proclama «No hay Dios sino Él, el Poderoso, el Exaltado, el Incomparable, el Protector, el Fuerte, el Inaccesible».
5.Esta es la noche en que se esparció la fragancia de la cercanía, se abrieron de par en par los portales de la reunión del final de los días, y todas las cosas creadas se sintieron movidas a exclamar: «¡El Reino es de Dios, el Señor de todos los nombres,
Quien ha llegado con una soberanía que abarca al mundo!» Esta es la noche en que el Concurso de lo alto celebró la alabanza de su Señor, el Exaltado, el Gloriosísimo, y las realidades de los nombres divinos ensalzaron a Aquel que es el Rey del principio y del fin en esta Revelación, una Revelación por cuya potencia las montañas se han dirigido presurosas hacia Quien es el Suficiente, el Altísimo, y los corazones se han vuelto hacia el semblante de su Bienamado, y las hojas se han movido por las brisas del anhelo, y los árboles han alzado su voz en gozosa respuesta al llamamiento de Aquel que es el Libre, y la tierra entera ha temblado de anhelo en su deseo de reunirse con el Rey Eterno, y se han renovado todas las cosas por aquella Palabra oculta que ha aparecido en este magno Nombre.
6.¡Oh noche del Munífico! Vemos en Ti, en verdad, al Libro Madre. ¿Se trata en verdad de un libro, o más bien de un niño concebido? ¡No, por Mí mismo! Esas palabras pertenecen al dominio de los nombres, en tanto que Dios ha santificado a este Libro por encima de todos los nombres. Mediante él se han revelado el Secreto oculto y el Misterio atesorado. ¡No, por Mi vida! Todo cuanto se ha mencionado pertenece al dominio de los atributos, en tanto que el Libro Madre permanece supremo sobre éste. A través de él han aparecido las manifestaciones de «No hay Dios sino Dios» sobre todos ellos. No; aunque se han proclamado tales cosas a todas las gentes, a juicio de tu Señor, nada que no sea Su oído es capaz de oírlas. ¡Bienaventurados los que están bien afianzados!
7.Entonces, la Pluma del Altísimo exclamó atónita: “¡Oh Tú, que estás por encima de todos los nombres! Te conmino, por Tu poder que abarca los cielos y la tierra, a que me dispenses de mencionarte, por cuanto yo mismo he sido creado en virtud de Tu fuerza creadora. ¿Cómo puedo entonces narrar lo que ninguna cosa creada es capaz de describir? Empero, juro por Tu gloria, si proclamara aquello que me has infundido, la creación entera moriría de alegría y éxtasis, ¡y cuánto más sobrecogida estaría por las olas del océano de Tu expresión en este muy luminoso, exaltadísimo y trascendente Lugar! Exonera, Señor, a esta Pluma vacilante de magnificar un estado tan augusto, y trátame con misericordia, oh Poseedor y Rey mío. Pasa por alto entonces mis transgresiones en Tu presencia. En verdad, Tú eres el Señor de la munificencia, el Todopoderoso, Quien siempre perdona, el Generosísimo”.
1.Toda alabanza sea para Ti, ¡oh mi Dios!, por cuanto has adornado el mundo con el esplendor del amanecer después de la noche en que nació Aquel que anunció la Manifestación de Tu trascendente soberanía, la Aurora de Tu divina Esencia y la Revelación de Tu supremo Señorío. Te suplico, oh Creador de los cielos y Hacedor de los nombres, que por Tu gracia ayudes a quienes se han refugiado a la sombra de Tu abundante misericordia y han elevado sus voces en medio de los pueblos del mundo para glorificar de Tu Nombre.
2.¡Oh mi Dios! Tú ves al Señor de toda la humanidad encerrado en Su Más Grande Prisión, anunciando Tu Nombre, contemplando Tu rostro, proclamando aquello que ha embelesado a los habitantes de Tus reinos de la revelación y la creación. ¡Oh mi Dios! Veo a Mi propio Ser cautivo en manos de Tus siervos, mas la luz de Tu soberanía y las revelaciones de Tu fuerza invencible brillan resplandecientes en Su rostro, permitiendo que todos sepan con certeza que Tú eres Dios y que no hay otro Dios sino Tú. No puede malograrte el poder de los poderosos, ni prevalecer sobre Ti el ascendiente de los que gobiernan. Tú haces cuanto sea Tu voluntad en virtud de Tu soberanía, que abarca todas las cosas creadas, y ordenas lo que desees mediante la potencia de Tu mandato, que impregna toda la creación.
3.Te imploro por la gloria de Tu Manifestación y por la fuerza de Tu poder, Tu soberanía y Tu exaltación que hagas victoriosos a quienes se han dispuesto a servirte, han ayudado a Tu Causa y se han postrado ante el esplendor de la luz de Tu rostro. Haz entonces, oh mi Dios, que triunfen sobre Tus enemigos y que sean constantes en Tu servicio, y que por ellos sean establecidas las pruebas de Tu dominio en todos Tus reinos y se pongan de manifiesto en Tus países las muestras de Tu poder invencible. Ciertamente, Tú eres potente para hacer Tu voluntad; no hay otro Dios sino Tú, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo.
4.Esta gloriosa Tabla ha sido revelada en el Aniversario del Natalicio, a fin de que la recites con actitud de humildad y súplica y des gracias a tu Señor, el Omnisciente, el Informado de todo. Haz todo esfuerzo por prestar servicio a Dios, a fin de que brote en ti aquello que haya de inmortalizar tu recuerdo en Su cielo exaltado y glorioso.
5.Di: ¡Glorificado eres Tú, oh mi Dios! Te imploro por el Punto del Amanecer de Tus signos y por el Revelador de Tus claras señales que concedas que me aferre, en todas las condiciones, a la cuerda de Tu amorosa providencia y me sujete tenazmente del borde del manto de Tu generosidad. Cuéntame entonces entre aquellos a quienes los cambios y azares del mundo no han logrado disuadir de servirte y de guardarte lealtad, y a quienes el ataque de las gentes ha sido incapaz de impedir que magnifiquen Tu nombre y celebren Tu alabanza. Ayúdame por Tu gracia, oh mi Señor, a hacer todo cuanto amas y deseas. Permíteme entonces realizar aquello que ensalce Tu Nombre y que haga que se encienda el fuego de Tu amor.
6.Tú eres, en verdad, el Perdonador, el Munífico.
1.¡Oh asamblea de lo visible y lo invisible! Regocijaos con extrema alegría de alma y corazón, pues ha llegado la noche para la cosecha de las edades y la recolecta de los ciclos pasados, noche en que fueron creados todos los días y las noches y se cumplió el tiempo preordinado para esta Revelación por orden de Aquel que es el Señor de la fuerza y del poder. ¡Toda alegría sea para el Concurso de lo alto ante la aparición de un Espíritu tan mirífico y glorioso!
2.Esta es la noche en que se abrieron de par en par las puertas del Paraíso y las entradas al Infierno se cerraron por completo, noche en que el paraíso del Todomisericordioso se puso al descubierto en el corazón mismo de la creación, soplaron las brisas de Dios desde los retiros del perdón y la Hora Última se anunció mediante el poder de la verdad, ¡ojalá lo supierais! ¡Toda alegría sea para esta noche, por la cual fueron bañados de luz todos los días, si bien nadie puede comprenderlo salvo quienes están dotados de certeza y discernimiento!
3.Esta es la noche en torno a la cual han girado las Noches del Poder, en la cual han descendido los ángeles y el Espíritu portando copas llenadas en los torrentes del Paraíso, la noche en la que el Cielo mismo fue engalanado con el adorno de Dios, el Todopoderoso, el Benévolo, el Munificente, en la que fueron dotadas de vida todas las cosas creadas y los pueblos del mundo fueron rodeados por Su gracia. ¡Toda alegría sea para el concurso del Espíritu por esta manifiesta y resplandeciente merced!
4.Esta es la noche en que se hicieron temblar los miembros de Jibt, y el Máximo Ídolo cayó al polvo, y se hicieron pedazos los cimientos de la iniquidad, y Manát se lamentó en lo más íntimo de su ser, y se quebró la espalda de ‘Uzzá y se ennegreció su rostro, pues despuntó la Mañana de la Revelación divina y apareció aquello con que se han solazado los ojos de la gloria y majestad, y más aún, los ojos de todos los Profetas y Mensajeros de Dios. ¡Toda gloria sea para este Amanecer, que ha despuntado sobre la aurora de gloria refulgente!
5.Di: Este es el Amanecer en que a los malvados se les impidió acercarse al dominio del poderío y la grandeza, en que fueron atormentados los corazones de aquellos que han disputado con Dios, el Omnipotente, el Todoglorioso, el Libre. Este es el Amanecer en que se oscurecieron los rostros de los perversos, en tanto que el semblante de los justos relucía con la luz de esta Belleza, Belleza Cuya venida han esperado ansiosamente todas las cosas visibles e invisibles, y más aún, la compañía del Concurso de lo alto. ¡Aclamada sea la aparición de este Espíritu, por Cuya potencia los muertos han sido despertados en sus tumbas y ha sido revivido todo hueso en descomposición!
6.Di: ¡Oh Fuente de iniquidad! Laméntate de tu penosa condición; y ¡oh venero de la opresión! Vuelve a tu lugar en el fuego infernal, pues la belleza del Todomisericordioso ha resplandecido en el horizonte de la existencia con una brillantez tal como para iluminar a todos los que moran en Sus dominios con el fulgor de su luz, y ha hecho surgir al Espíritu de Dios, el Omnipotente, el Todoglorioso, el Munífico. Por su revelación se ha extendido la mano de Su Voluntad desde el manto de la majestad y ha rasgado los velos del mundo con la fuerza de Su exaltada, avasalladora, incomparable y suprema soberanía. ¡Toda gloria sea entonces para este amanecer en que la Antigua Belleza ha sido establecida en el trono de Su Nombre, el Todopoderoso, el Magno!
7.Este es el Amanecer en que nació Aquel que ni engendra ni es engendrado. Bienaventurado aquel que se sumerge en el océano del significado interior que bulle dentro de esta expresión y descubre las perlas del conocimiento y sabiduría que están ocultas en las palabras de Dios, el Rey, el Exaltado, el Fuerte, el Poderoso. ¡Toda gloria sea para quien comprenda la verdad y se cuente entre aquellos que están dotados de discernimiento!
8.Di: Este es el Amanecer en que descendieron del cielo las cohortes del concurso del Paraíso y las huestes de los ángeles de la santidad, entre quienes estaba Aquel que fue elevado sobre las brisas de la Belleza de Dios, el Más Glorioso, hasta las filas del exaltadísimo Concurso. Llevada sobre estas mismas brisas, descendió aun otra compañía de ángeles, portando cada uno de ellos un cáliz de vida sempiterna y ofreciéndolo a quienes giran en adoración en torno al Punto donde el Antiguo Ser se ha establecido a Sí mismo sobre el trono de Su gloriosísimo y munífico Nombre. ¡Toda alegría sea para quienes han llegado a Su presencia, visto Su belleza, escuchado Sus melodías y han sido revividos por la Palabra que ha emanado de Sus sagrados, excelsos, gloriosos y resplandecientes labios!
9.Di: Este es el Amanecer en que se plantó el Más Gran Árbol y dio sus exaltados e incomparables frutos. ¡Por la rectitud de Dios! Dentro de cada fruto de este Árbol reposan las semillas de una miríada de melodías. Por tanto, oh concurso del Espíritu, os daremos a conocer, en la medida de vuestra capacidad, algunos de sus cantares celestiales, para que atraigan vuestros corazones y os acerquen a Dios, el Señor de la fortaleza, la fuerza y el poder. ¡Toda gloria sea para este Amanecer, por el cual han resplandecido los divinos Luminares sobre el horizonte de la santidad con la venia de Dios, el Omnipotente, el Inaccesible, el Altísimo!
10.
Di: Este es el Amanecer en que se pusieron de manifiesto la Esencia oculta y el Tesoro invisible, Amanecer en que la Antigua Belleza tomó la copa de la inmortalidad con las manos de la gloria, bebió de ella y luego la ofreció a todos los pueblos de la tierra, sin importar su condición. ¡Toda gloria sea entonces para aquel que se ha acercado a esta copa, la ha levantado y ha bebido de ella por amor a su Señor, el Todopoderoso, el Altísimo!
11.Un fruto de ese Árbol ha proclamado lo que antaño proclamó la Zarza Ardiente en aquel santificado y níveo Lugar, palabras a las que Moisés prestó oídos y que Le hicieron abandonar todas las cosas creadas y dirigir Sus pasos hacia los retiros de la santidad y grandeza. ¡Toda gloria sea entonces para ese éxtasis surgido de Dios, el Omnipotente, el Exaltadísimo, el Magno!
12.Otro de sus frutos ha expresado aquello que embelesó a Jesús y Lo elevó hasta el cielo de manifiesto esplendor. ¡Toda gloria sea entonces para este Espíritu, en Cuya presencia se halla el Fiel Espíritu, junto con una compañía de ángeles elegidos por Dios!
13.Aun otro fruto ha revelado aquello que cautivó el corazón de Muḥammad, el Apóstol de Dios, Quien, arrobado por las suaves cadencias de la Voz procedente de lo alto, ascendió hasta el divino Árbol del Loto y oyó la Voz de Dios, proveniente del Tabernáculo de la majestad, que hablaba del misterio de Mi santificado, Mi excelso y poderoso Nombre. ¡Toda gloria sea entonces para este Árbol que ha sido cultivado por el poder de la verdad, para que todos los pueblos de la tierra busquen abrigo a su sombra!
14.¡Oh Pluma del Altísimo! Deja de escribir, ya que, por Dios, si fueras a exponer todas las suaves cadencias de los frutos de este Árbol celestial, te hallarías abandonado en la tierra, dado que todos huirían de tu presencia y abandonarían tu corte de santidad. Y esto es, ciertamente, la verdad indudable. ¡Toda gloria sea entonces para los misterios que nadie puede sobrellevar sino Dios, el soberano Gobernante, el Todopoderoso, el Magnánimo!
15.¿No ves, oh Pluma, qué clamor han levantado los hipócritas en todo el país, y qué tumulto han provocado los descreídos y perversos? Y esto, pese a que no revelaste más que un vislumbre infinitesimal de los misterios de tu Señor, el Exaltadísimo, el Todoglorioso. Por lo tanto, muestra contención y oculta a los ojos de los hombres aquello que Dios te ha conferido, como señal de Su munificencia. Y si es tu deseo dar de beber a todas las cosas creadas de aquella agua cristalina que es en verdad la vida, y de la que Dios ha hecho que seas la Fuente, entonces que tu tinta corra solamente en proporción a su capacidad. Así te lo ordena Aquel que te ha creado por el poder de Su mandato. Haz, entonces, lo que se te ha ordenado, y no demores. ¡Toda gloria sea para este importante decreto, que ha refrenado la fuerza de todas las cosas creadas y ha impedido a la Pluma del altísimo divulgar a los pueblos del mundo aquello de lo cual han estado apartados! Ciertamente, Su poder es capaz de todo.
1.Ha llegado la Festividad del Natalicio, y ha ascendido a Su trono Aquel que es la Belleza de Dios, el Todopoderoso, el Imponente, el Amoroso. Bienaventurado aquel que en este Día ha alcanzado Su presencia y hacia quien se ha dirigido la mirada de Dios, Quien ayuda en el peligro, Quien subsiste por Sí mismo. Di: Hemos celebrado esta Festividad en la Más Grande Prisión mientras los reyes de la tierra se alzan contra Nos. Empero, el ascendiente del opresor no puede frustrarnos jamás, ni pueden las huestes del mundo llenarnos de consternación. De ello da testimonio el Todomisericordioso en esta augusta estación.
2.Di: ¿Ha de desfallecer la quintaesencia de la seguridad ante el clamor de los pueblos del mundo? ¡No, por Su belleza, que arroja su luz sobre todo lo que ha sido y todo lo que ha de ser! Esta es, ciertamente, la majestad del Señor que ha abarcado a la creación entera, y este es Su poder trascendente que ha impregnado a todos los que ven y a todo lo visible. Asíos firmemente de la cuerda de su soberano poder y haced mención de vuestro Señor, el Libre, en esta aurora cuya luz ha dejado al descubierto todos los secretos ocultos. Esto es lo que ha pronunciado la lengua del Anciano de Días en este Día en que se ha roto el sello del vino selecto. Prestad atención, no sea que os perturben las vanas imaginaciones de quienes no han creído en Dios, o que sus ociosas fantasías os alejen de este dilatado camino.
3.¡Oh pueblo de Bahá! Con las alas del desprendimiento remontaos hasta la atmósfera del amor de vuestro Señor, el Todomisericordioso. Disponeos a hacerle victorioso, como lo ordena la Tabla Preservada. Guardaos de disputar con alguno de Mis siervos. Conferidles las deleitables fragancias de Dios y Sus santas palabras, pues mediante su poder, todas las almas podrán volverse hacia Él. Quienes permanezcan desatentos a Dios en este Día están, en verdad, perdidos en la ebriedad de sus deseos y no se percatan de ello. Bienaventurado el que, con sumisión y humildad, haya vuelto el rostro hacia la Aurora de los versículos de su Señor.
4.Os corresponde disponeros a dar a conocer a las gentes lo que ha descendido en el Libro de su Señor, el Todopoderoso, el Libre. Di: Temed a Dios y no prestéis atención a las vanas imaginaciones de quienes andan por los caminos de la duda y la iniquidad. Volveos con corazón radiante hacia el trono de vuestro Señor, el Poseedor de todos los nombres. Él, en verdad, os ayudará con el poder de la verdad. No hay más Dios que Él, Todopoderoso, el Munífico.
5.¿Iríais presurosos a una simple charca, aun teniendo ante vuestros ojos el Más Grande Océano? Volveos enteramente a él y no sigáis los pasos de cualquier infiel impostor. Así lo entona el Ave de la Eternidad en las ramas de Nuestro divino Árbol del Loto. ¡Por Dios! Basta una sola de sus melodías para arrobar al Concurso de lo alto, y más allá de ellos, a los habitantes de las ciudades de los nombres, y aun más allá de ellos, a quienes giran alrededor de Su Trono en la mañana y al atardecer.
6.Esto es lo que las lluvias de la expresión han hecho descender del cielo de la voluntad de vuestro Señor, el Todomisericordioso. Acercaos a ellas, oh pueblo, y renunciad a quienes vanamente cuestionan los versículos que ha revelado Dios, y a quienes no han creído en el advenimiento de su Señor aun cuando fue investido con prueba y testimonio.
1.¡Oh concurso de amantes ardientes! Juro por la rectitud de Dios: esta es una noche como ninguna que se haya presenciado en el mundo de la creación. Y esto, ciertamente, procede de la gracia de Dios, el Todoglorioso, el Munífico.
2.Esta es la noche en que el Espíritu entonó una melodía tal que conmocionó las íntimas realidades de todos los hombres, al proclamar: “¡Regocijaos, oh Concurso de lo alto, dentro de vuestros retiros del Paraíso!”
3.En seguida la Voz de Dios proclamó dentro del Tabernáculo de santidad y munificencia: “Esta, verdaderamente, es la noche en que ha nacido Aquel que es la realidad del Todomisericordioso, la noche en que todo eterno mandamiento ha sido expuesto por la Pluma del Todoglorioso. ¡Regocijaos, entonces, con intensa alegría, oh concurso del Bayán!”
4.Esta es la noche en que la Mística Paloma elevó su llamada desde las ramas y tallos del cielo, al decir: “¡Regocijaos, oh residentes del Paraíso!”
5.Di: Esta es la noche en que fueron rasgados los velos de la gloria ante la mirada del pueblo de la certeza, y el Ave del Cielo entonó su melodía en el corazón mismo del dominio celestial. ¡Regocijaos, entonces, oh encarnaciones de la santidad en la Ciudad Eterna!
6.Esta es la noche en que Dios proyectó el esplendor de todos Sus muy excelentes nombres y Se estableció en el trono de todo corazón puro y radiante. ¡Regocijaos, entonces, oh concurso del Bayán!
7.Esta es la noche en que se embravecieron los océanos del perdón y las brisas de la providencia soplaron por doquier. ¡Regocijaos entonces, oh compañeros del Todomisericordioso!
8.Esta es la noche en que fueron perdonadas las trasgresiones de todos cuantos habitan en la tierra. ¡Esta es ciertamente una alegre noticia para todos los que han sido creados en el dominio contingente!
9.Di: Esta es la noche en que fueron inscritas las medidas exactas de munificencia y gracia en los pergaminos del poder y la seguridad, a fin de que toda huella de tristeza se eliminara así para siempre de todas las cosas. ¡Regocijaos, entonces, oh vosotros que habéis entrado al dominio del ser!
10.En este preciso instante el Anunciador del Espíritu exclama desde el corazón mismo de la eternidad, la sede de la sublimidad y exaltación, y, ciertamente, esto proviene de la gracia de Dios, el Todoglorioso, el Muníficente.
11.Al decir: ¡Por Dios! El sello del vino almizclado ha sido roto por la fuerte mano de Aquel que es la fuente de la soberanía y el poder. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
12.Y la mano del divino José está haciendo circular copas de vino almizclado y brindan por la belleza del Todoglorioso. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
13.¡Oh concurso de gentes! ¡Daos prisa en beber a plenitud de este torrente de vida eterna! Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
14.Di: ¡Oh asamblea de verdaderos amantes! La belleza del Deseado ha resplandecido en su gloria descubierta. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
15.¡Oh concurso de Sus amantes! El rostro del Bienamado ha alboreado sobre el horizonte de la santidad. ¡Poneos en movimiento y corred de todo corazón hacia este rostro, oh pueblo del Bayán! Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
16.Se ha cumplido la prueba y establecido el testimonio, pues ha tenido lugar la Resurrección mediante la aparición de Dios en la Manifestación de Su propio Ser, el siempre Perdurable. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Todoglorioso, el Munificente.
17.Han transcurrido las épocas, y se han puesto en movimiento los ciclos, y todo luminar ha brillado con gozo, puesto que Dios ha derramado el esplendor de Su gloria sobre todo árbol adornado con verdes renuevos. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
18.Moveos, oh elegidos de Dios, pues han sido reunidos los espíritus, han soplado las divinas brisas, se han disipado las vanas fantasías y han resonado las voces de la eternidad en todo árbol que florece. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
19.¡Por Dios! Los velos han sido consumidos, las nubes han sido disipadas, los signos han sido revelados y las alusiones han sido esclarecidas por Aquel Cuyo poder domina todas las cosas. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
20.Que vuestros corazones se llenen de alegría, pero ocultad este bien guardado y muy oculto secreto, no sea que el extraño se entere de lo que habéis bebido del vino que concede éxtasis y delicia. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
21.¡Oh concurso del Bayán! Pongo a Dios por testigo de que Su favor es completo, Su Misericordia se ha perfeccionado y Su semblante resplandece de alegría y fulgor. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
22.Bebed a plenitud, oh Mis compañeros, de este torrente centelleante y luminoso, y regocijaos en él, oh Mis amigos. Y esto, ciertamente, proviene de la gracia de Dios, el Exaltadísimo, el Munificente.
1.Este es el mes en el que nació el Portador del Más Grande Nombre, Cuya aparición ha hecho temblar los miembros del cuerpo de la humanidad, y el polvo de Cuyos pasos han buscado el Concurso de lo alto, y los habitantes de las ciudades de los nombres, en pos de una bendición. Entonces rindieron alabanza a Dios y exclamaron con dicha y alborozo: ¡Por Dios! Este es el mes por el cual se han iluminado los demás meses, el mes en el cual Aquel que es el Secreto oculto y el Tesoro bien guardado se ha manifestado y llamado en voz alta a toda la humanidad. Todo dominio pertenece a este Niño recién nacido, gracias a Quien se ha envuelto en sonrisas el rostro de la creación, y se han mecido los árboles, y se han encrespado los océanos, y han alzado el vuelo las montañas, y ha elevado su voz el Paraíso, y ha clamado la Roca, y todas las cosas han proclamado: «¡Concurso de la creación! Acudid presurosos al punto de amanecer del semblante de vuestro Señor, el Misericordioso, el Compasivo!»
2.Este es el mes en el que el Paraíso mismo se engalanó con los esplendores del semblante de su Señor, el Todomisericordioso, en el que el Ruiseñor celestial entonó su melodía en el Divino Árbol del Loto y se llenaron de arrobamiento los corazones de los favorecidos. Mas, lamentablemente, la mayoría de las gentes hace caso omiso. Bienaventurado quien Le ha reconocido y ha comprendido lo que fue prometido en los libros de Dios, el Todopoderoso, el Alabado, y caiga la desdicha sobre quien se haya desviado de Aquel en Quien ha fijado su mirada el Concurso de alto, Quien ha confundido a todo descarriado incrédulo.
3.Cuando recibas esta Tabla, entónala con la más dulce melodía y di: Alabado seas, Señor mío misericordioso, por cuanto me has recordado en esta Tabla, por la que se difundió la fragancia de la túnica de Tu conocimiento y se agitaron los océanos de Tu gracia. Atestiguo que eres poderoso para hacer lo que deseas. No hay más Dios que Tú, el Todopoderoso, el Omnisciente, el Sapientísimo.
(Má’idiy-i-ásmání, vol. 4, pág. 342)